Ángeles Torra Burón, Presidenta de la Sociedad Teosófica Española, hace algunas reflexiones sobre la Sociedad Teosófica y la Teosofía en ocasión del 138 Aniversario de la Fundación de la Sociedad Teosófica, ocurrida el 17 de Noviembre de 1875 en Nueva York.
En esta fecha de conmemoraciones, no sólo estamos conmemorando el día de la fundación de nuestra ST ahora hace 138 años, el 17 de Noviembre de 1875. Recordamos también a todos aquellos que dedicaron sus vidas a la labor encomendada por los Fundadores a todos los miembros de la Sociedad, a los que se sumaron al grupo inicial de teósofos, convencidos de que ése era el camino de servicio para la humanidad, ayudando a establecer la Fraternidad Universal en el mundo, y también a todas las personas que, después, a lo largo de los años, se han ido sumando con sus esfuerzos por la misma causa.
Cuando consideramos la Teosofía moderna, pensamos en un cuerpo de ideas dadas por los llamados Maestros de Sabiduría. Madame Blavatsky inició el movimiento teosófico inspirada por ellos, en 1875. La Sociedad se creó para que las enseñanzas que implicaban una visión más amplia de la vida y que ellos le habían transmitido pudieran llegar al mundo entero. Los mismos Maestros, al dar sus enseñanzas, proclamaban que lo que estaban diciendo no era nuevo. Decían: «Ésta es la Sabiduría Antigua, nosotros solamente os la mostramos otra vez, ahora«.
El mensaje de los Fundadores es un mensaje para todo aquél que quiere escuchar esa voz interior que, desde el fondo de nuestros corazones, conoce el camino y nos indica por donde ir. Ellos, los fundadores, tenían la esperanza de que en el futuro –el suyo— siempre habría, siempre habrá alguien dispuesto a entregar sus esfuerzos por hacer que la Fraternidad Universal, que ya existe en los mundos arquetípicos, se consolide en el plano físico. Y ahora formamos parte de ese futuro que ellos intuían. Y no debemos perder de vista ese empeño en promover la Fraternidad Universal.
Hace 17 días Radha Burnier, la Presidenta Internacional de nuestra Sociedad, abandonó el plano físico. Ha sido la séptima después de la fundación. El primer Presidente fue Henry Steel Olcott, co-fundador con Mme. Blavatsky de un movimiento que cambió la manera de vivir de muchas personas y que la sigue cambiando hoy. Nadie que se acerque a la Teosofía puede permanecer indiferente a las enseñanzas a las que tiene acceso. Nos dejó, a modo de crónica histórica, las “Hojas de un Viejo Diario”, gracias a lo cual podemos hacernos una idea de lo que fueron las dificultades primeras para poner en marcha este movimiento.
La segunda Presidenta fue Dr. Annie Besant, que trabajó incansablemente por los derechos de la India. Nos dejó una enorme cantidad de comentarios sobre las enseñanzas teosóficas. Gracias a su facilidad para explicar los conceptos teosóficos, así como para inspirar, muchos han sido los que se han iniciado en el estudio de la Teosofía.
Después de A. Besant, Arundale se hizo cargo de la dirección internacional de la Sociedad. También aportó su grano de arena, y tenemos entre otros, su libro titulado “Nirvana”, relato intimísimo de sus experiencias místicas.
Jinarãjadãsa le sucedió en una época ciertamente dura para la humanidad. Visitó España en ocasión del Congreso Europeo celebrado en Barcelona en 1930, poco antes de que la guerra civil y, después, la segunda guerra mundial estallaran. Fue maestro y guía de muchos.
Sri Ram sucedió a Jina. Hombre sabio donde los haya, con su discreción nos ha mostrado el camino hacia nuestro interior, gracias a sus libros siempre atinados y profundos.
John Coats, prototipo del hombre bueno, tomó el relevo cuando Sri Ram falleció. Le tocó a él preparar la celebración del centenario de la fundación de la Sociedad Teosófica, en 1975. Pero estuvo en la presidencia pocos años, pues poco después también murió. Entonces fue cuando Radha Burnier tomó el testigo de la dirección. Hasta hace 17 días. Se han dicho ya muchas cosas sobre ella, en muchos sentidos. Muchos la conocíamos porque nos había visitado un par de veces, asistiendo a las escuelas de verano. Aunque no voy a hablar de su persona, sí lo haré de algunas de las cosas que dijo.
Jinarãjadãsa pronunció en Benares en la Convención anual de 1930 un discurso que tituló “El futuro de la Sociedad Teosófica” y Radha, en 1965, escribió un artículo titulado “La misión de la Sociedad Teosófica”. Ambos siguen siendo rabiosamente actuales y por eso me gustaría comentarlos hoy, cuando algunos puede que se pregunten “¿y ahora qué?”
Tanto Jinarãjadãsa como Radha Burnier eran personas de su tiempo, y nunca perdieron de vista lo que es fundamental y básico en la tarea encomendada por los fundadores. Cuando Jina era presidente, la sociedad en general tenía unas características determinadas. En la época de Radha Burnier, las características son otras, pero las necesidades de avanzar hacia el conocimiento de sí mismo y por lo tanto de acercarse a la Verdad son las mismas, entonces y ahora.
Ambos coinciden en que la Teosofía es individual, de cada uno; y que cada cual debe aprender y practicar lo que es válido para cada uno.
La Teosofía es la Sabiduría Divina que trata de la naturaleza de Dios y de la naturaleza del hombre. Inevitablemente, se debe ir adquiriendo esa Sabiduría conforme pasan las generaciones una tras otra. El universo se despliega y desarrolla, tanto si sigue el Plan Divino como si no; del mismo modo, la Teosofía o Sabiduría sobre el universo también debe crecer. Y, de hecho, la Teosofía crece con cada generación. Cada uno de nosotros, cada persona que asimile una sola experiencia de la vida ya la está añadiendo a la Teosofía, pues la experiencia de una persona es la constatación por parte de su conciencia de la relación entre ella y lo Absoluto; y como cada persona es diferente del resto, su experiencia es un elemento a añadir a la suma total de experiencias que llamamos Teosofía. Por lo tanto, la Teosofía está creciendo, de época en época; y todos nosotros, todo el mundo está aportando su parte a lo que la Teosofía es como Sabiduría Perfecta.
Jinarãjadãsa decía que se pueden encontrar muchas clases de teosofía en los libros teosóficos. … Es más, decía que cada orador habla y transmite una parte de esa Sabiduría, pero esa visión siempre es parcial:
De todo lo que acabo de decir se deduce que existen tantas teosofías como miembros de la Sociedad Teosófica; incluso podemos llegar a afirmar que existen tantas teosofías como seres humanos hay en el mundo.”
Por eso decía que leía, además de los libros teosóficos, toda clase de libros y visitaba toda clase de museos e iba a todos los conciertos que podía, al mismo tiempo que visitaba lugares donde los pobres sufrían. Porque en todas partes hallaba reflejado algo de la Sabiduría Divina.
R. Burnier, por su parte, dice sobre el mismo asunto:
Uno de los objetivos de la Sociedad Teosófica es estudiar todas las religiones y tradiciones místicas.
Jinarãjadãsa añadía que …
Citaba al Maha Chohan cuando decía que:
Radha añade en su artículo:
Jina sigue comentando:
Convertir a nuestra Sociedad en el punto de encuentro común para todos los que quieren ofrecer servicio a Dios o al hombre es para mí la tarea que todos tenemos que cumplir. Mientras consigamos enseñar a todo el que ingresa en la sociedad a descubrir su propia Teosofía, el futuro de la sociedad estará asegurado. Hemos de enseñar a cada uno a descubrir su propia Teosofía, mostrándole el camino hacia su Yo más interno, y podemos mostrarle ese camino rodeándole con todo lo más noble de las tradiciones del pasado y con todo lo fascinante de los descubrimientos del presente.
El trabajo de la Sociedad Teosófica es y tiene que ser siempre el de abrir todas las compuertas que ahora nos mantienen separados de esa Fraternidad del Espíritu que es la herencia de todos los hombres.
Radha dice:
La piedra de toque de la línea de trabajo interior de Radha Burnier ha sido siempre la regeneración humana. Sin cambio interior no es posible avanzar. Estamos hablando del auto-conocimiento. Desde el momento en que descubrimos que hay otro mundo posible, no queda más que un camino: poner todo de nuestra parte por cambiar. El mundo físico es un reflejo de los mundos internos; como la punta del iceberg que sólo muestra una parte. Pero es un reflejo que puede influir en esos mundos internos del mismo modo que los mundos internos influyen en el físico. Cambiar por fuera (hábitos, pensamientos, palabras, actitudes) es cambiar por dentro.
El mundo no cambiará si nosotros no cambiamos. La fraternidad universal no existirá si nosotros no la promovemos y la instalamos en nuestro corazón (pero de verdad), en nuestra vida. Eso forma parte de la regeneración humana sobre la que tanto insistía Radha.
Conocernos a nosotros mismos nos hará libres, porque conocernos a nosotros mismos es conocer la Verdad, puesto que somos un reflejo de esa Verdad. La Verdad nos hará libres de todos los prejuicios que nos atan a esta vida, porque habremos dado un salto en el plano de conciencia y nos habremos instalado en un lugar donde no existen los conflictos creados por el mundo físico.
Todo depende de uno mismo.
Podría ser que hubiera cierta incertidumbre por el futuro inmediato de la Sociedad Teosófica. Pero lo importante es saber hacia dónde vamos y cuál es nuestro trabajo. El proceso electoral está abierto y dentro de unos meses habrá otro Presidente. Se pueden hacer todas las especulaciones que se quiera, pero sea quien sea la persona que se ponga al frente de nuestra Sociedad, debemos recordar que el azar no existe y estar seguros de que estará en buenas manos.
Ángeles Torra Burón
Presidenta de la Sociedd Teosófica Española
Barcelona, 2013-11-17